Ernesto Pérez Zúñiga
LENCERÍA
Eres sola bailarina
y mujer de los salarios.
Se resbalan sueño y nada
por el baile de tu mano.
En el teatro nieva, lejos,
aqui suenan los aplausos.
En pezones de azabache
rueda saliva de anciano.
Por tu cuerpo sueño y nada,
la humedad se va latiendo.
Tu cansancio tiembla roto,
patina de los espejos.
Veite años de gacela
por las barras del deseo.
En un tronco de la Habana
hay un nombre verdadero.
Porque el otro, luces rojas,
solo vale cinco pesos.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario